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Fidelis – 20 Años Contribuyendo a la Formación de Líderes En Brasil
Red Mundial Anabautista de Educación Superior
Invitado: Hartmut August Faculdade Fidelis
24 febrero 2025
Sirviendo con el amor de Cristo
Red de Servicio Anabautista Mundial
Presentador destacado: AMAS (Associaçãno Menonita de Assisténcia Social)
21 febrero 2025
Historia de la objeción de conciencia en Colombia
Historia de la objeción de conciencia en Colombia
Invitado: Andrés Aponte López, Justapaz
30 Enero 2025
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Nuestras iglesias miembros son como las muchas piezas de un mosaico. Cada pieza es diferente, pero juntas formamos un hermoso mosaico. Gracias a todos quienes apoyan al CMM en nuestras iglesias.
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Restaurando la plenitud de nuestra familia: en busca de un testimonio común
Una Declaración común de confesión, gratitud y compromiso
Congreso Mundial Menonita
Comunión Mundial de Iglesias Reformadas
29 de mayo de 2025
Preámbulo
Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. 3 Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. (Efesios 4:2-3)
Nos reunimos hoy para conmemorar los orígenes comunes de nuestras comuniones glabales y para reconocer nuestra relación quebrantada. La división, originada por el bautismo voluntario de personas adultas en Zúrich hace 500 años, pronto derivó en la persecución de las personas anabautistas y, luego, en un largo período de distanciamiento.
Nos alegramos de que hoy, sobre la base de los esfuerzos realizados a lo largo de muchos años en favor de la comprensión mutua y de la reconciliación, podamos responder a Cristo, nuestra Paz, viviendo en la unidad del Espíritu. En este vínculo, perseveramos en nutrir esta unidad. Nos comprometemos a andar en humildad, con paciencia, sinceramente y, sobre todo, amorosamente, mientras caminamos Juntas y juntos como un solo cuerpo de Cristo.
Juntas y juntos, damos gracias
Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. (Colosenses 3:15)
Juntas y juntos, damos gracias a Dios, Trinidad de amor en perfecta comunión, que ofrece esta koinonía a los discípulos de Jesús, a la humanidad y a toda la creación. Nosotros y nosotras no creamos esta unidad, sino que la recibimos con gratitud como un don de Dios. La comunión es la entrega de Dios a toda la creación, y nada puede destruirla. En vísperas de su muerte, Jesucristo oró por la unidad de sus discípulos. Hoy damos gracias por poder responder a la voluntad de Cristo haciendo nuestra su oración. En Cristo, la unidad entre nuestras comuniones se convierte en un testimonio para el mundo.
Juntas y juntos, celebramos
Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos. (1° Corintios 8:6)
Reunidos y reunidas bajo la mirada amorosa de Dios, celebramos la identidad que encontramos en nuestra confesión común de Jesús como Señor, en los ancestros y las ancestras compartidos en la fe y en nuestra común vocación al discipulado y al testimonio del Evangelio en un mundo fragmentado. Reconociendo nuestras fragilidades, nos entregamos a la gracia de Dios y encontramos nuevas fuerzas en el Espíritu para asumir un compromiso compartido con la paz y con la plenitud de vida como don de nuestras comuniones a toda la creación de Dios.
Juntas y juntos, reconocemos, confesamos y lamentamos
Confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. (Santiago 5:16a)
Juntas y juntos, reconocemos que nuestras dos tradiciones, aunque nacidas en el mismo movimiento de renovación, han estado divididas por convicciones profundamente arraigadas sobre el bautismo, la naturaleza de la Iglesia, la hermenéutica bíblica y el rol del Estado. Confesamos y lamentamos haber convivido durante muchos siglos sin cuestionar ni explorar esta división en el Cuerpo de Cristo.
Como cristianos y cristianas reformadas, reconocemos que hemos suprimido en gran medida el recuerdo de la persecución de cristianos y cristianas anabautistas. Confesamos que esta persecución fue, según nuestra convicción actual, una traición al Evangelio.
Como cristianos y cristianas anabautistas, reconocemos que a menudo hemos pasado por alto las profundas raíces teológicas que compartimos con la tradición reformada. Confesamos que con demasiada frecuencia nuestras convicciones, ideales y memoria del martirio han fomentado el fariseísmo y la renuencia a ver el rostro de Cristo en nuestros hermanos y hermanas reformados.
Juntas y juntos, escuchamos el llamado de Dios a la unidad y a la paz
Busquen la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie quede fuera de la gracia de Dios. (Hebreos 12:14-15a)
Recibimos el llamado de Dios desde nuestros comienzos comunes en Zúrich, que impulsó a la Iglesia a vivir de nuevo en obediencia a Cristo, y en el testimonio de quienes exigieron el fin de la persecución y lucharon por la libertad religiosa.
Oímos el llamado de Dios a la unidad y a la paz cuando discernimos las Escrituras y participamos en el bautismo y en la Cena del Señor, aun reconociendo y explorando nuestras diferencias en la comprensión del bautismo.
Oímos el llamado de Dios en las voces de quienes recuerdan que el fundamento de la Iglesia es el Evangelio y que ella no debe convertirse en un órgano del Estado. El Evangelio nos llama a trabajar por un mundo en el que la justicia, la paz y la integridad de la creación permitan a todo ser vivo florecer en plenitud.
Juntas y juntos, anhelamos renovar nuestra imaginación
El amor inquebrantable y la verdad se encontrarán; se besarán la justicia y la paz. (Salmo 85:10)
Nuestras tradiciones nos han bendecido con una pasión por la justicia y por la paz. Sin embargo, muchas veces hemos enfatizado una a expensas de la otra, empobreciendo nuestro testimonio. Hoy, nuestros diferentes énfasis pueden enriquecerse mutuamente al trabajar apasionadamente para que la justicia y la paz se abracen y se besen, como lo hacen en Cristo. Que el Dios de la cruz y de la resurrección nos dé el corazón y la mente para buscar la paz y para practicar la justicia que resiste a la violencia, a la opresión y a la devastación ecológica, una justicia que encuentra su máxima expresión en el perdón, en la misericordia y en la reconciliación.
Juntas y juntos, nos comprometemos a dar una respuesta
Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. (1° Juan 5:2)
Hoy, como miembros anabautistas y reformados del cuerpo de Cristo, afirmamos que nuestro testimonio hacia el mundo se nutre y se sustenta en la gracia de Dios, que nos capacita para amar a Dios, a las demás personas y a toda la creación.
Juntas y juntos, nos comprometemos con la sagrada misión de proclamar el Evangelio del amor en todos nuestros contextos, cada cual con sus propios desafíos y exigencias. No permitiremos que el miedo, la desconfianza o los obstáculos al diálogo nos aparten de esta vocación.
Prometemos caminar de la mano para sanar las heridas del pasado y para re-membrar el cuerpo de Cristo. Nos comprometemos a aprender mutuamente compartiendo la riqueza y la diversidad de nuestras tradiciones. Nos comprometemos a una cooperación decidida que afirme la misericordia de Dios y abra las puertas a la justicia que conduce a la paz.
Juntas y juntos, oramos
Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. (Romanos 12:5)
Juntas y juntos, oramos por el cuerpo de Cristo. En Cristo somos miembros los unos de los otros, hermanos y hermanas de la misma carne y del mismo Espíritu. Recibimos esta unidad como un don. Con la dolorosa conciencia de que nuestras diferencias se convirtieron en fuente de conflicto y de división, oramos ahora por el valor y la creatividad para remodelarlas de modo que enriquezcan nuestra unidad en el cuerpo de Cristo. Aquel que nos está creando de nuevo llevará a cabo esta gran obra de paz.
Juntas y juntos, abrazamos el don de la unidad en la certeza de que tú, oh Dios, estás restaurando la integridad de tu familia.
AMÉN
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El inicio oficial del movimiento anabautista se remonta al 21 de enero de 1525, cuando un grupo de jóvenes se reunió en una casa cerca de la catedral de Grossmünster en Zúrich, Suiza, a fin de realizar el bautismo de adultos, un acto subversivo en aquel momento. Este fue el inicio simbólico de lo que se conocería como el movimiento anabautista o “rebautizador”.
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Introducción
¿Recuerdas algún olor en particular?
El olfato es uno de los sentidos más interesantes que tenemos. Puede traernos gratos recuerdos, como cuando vuelves a probar aquel plato que tanto te gusto en tu niñez. O puede causarte repudio como cuando hueles algo muy desagradable.
Así es la unidad en la iglesia. Te llena de esperanza y fortaleza cuando la experimentas, o te causa desaliento y ganas de salir corriendo cuando desaparece a causa de conflictos mal manejados.
De eso nos habla el Salmo 133.
Contexto Literario
El Salmo 133 hace parte de una colección de 15 salmos conocida como “Salmos Graduales”.
El primer salmo de la colección (120) expresa el dolor de la discordia y hostilidad. El Salmo 133, al final de la colección, responde a la pregunta del Salmo 120: ¿Cómo hablar de paz cuando la sociedad donde vivimos escoge la guerra?
Contexto Histórico
La colección llamada Salmos Graduales era posiblemente usada por los peregrinos que, habiendo pasado por la crisis del exilio, irían a Jerusalén para celebrar uno de los festivales mayores. Son salmos muy breves que al ser cantados cimientan creencias y valores fundamentales para recordar en contextos de opresión y sufrimiento como lo fue el exilio para Israel.
Estudio del Pasaje
La Unidad, Una Realidad Visible
Aunque algunas versiones no traducen la primera palabra después del título (hinneh, “mira”), ésta es muy significativa. Al invitarnos a “mirar”, el texto nos indica que la unidad del pueblo de Dios no es algo “espiritual” únicamente, ni algo que solamente disfrutaremos después de morir. La unidad del pueblo de Dios es una realidad palpable, que se puede ver y experimentar aquí y ahora.
“Mirad cómo se aman”, decía Tertuliano en el Siglo II.
La Unidad, Una Realidad Atrayente
La unidad es una bendición que atrae bendiciones, es vida plena que se prolonga, es aroma que se difunde, es rocío que impregna.
Así como un olor agradable atrae, la unidad del pueblo de Dios es algo que todo el mundo anhela experimentar y que se vuelve irresistible cuando se encuentra. Como cuando tienes muchísima hambre y de repente pasas por un restaurante de donde sale el olor de tu comida preferida.
Así es la unidad, cuando la encuentras en medio de un mar de discordia y conflicto no quieres perderla.
La Unidad, Una Realidad Recibida
El pasaje habla de cómo el aceite y el rocío descienden. El aceite desciende hasta la franja de la vestidura del sacerdote, donde se encontraba el pectoral con las piedras preciosas que simbolizaban las tribus de Israel. El rocío que trae frescura y fecundidad desciende desde el monte Hermón cubriendo los montes de Sion.
Así ha de ser la unidad de los Israelitas: Es dada por Dios, es recibida por el pueblo.
La unidad verdadera no se puede construir ni es lograda por acuerdos humanos sobre doctrinas o prácticas. Es un don de Dios.
Aplicación
El Salmo 133 describe la realidad de la unidad, pero no nos dice cómo recibir este don en la práctica. Colosenses 3:14 afirma que la unidad se hace posible gracias al amor. 1 Juan 4:7-21 explica cómo el amor es la única evidencia de que conocemos a Dios. Divisiones en el cuerpo de Cristo son como un olor que repele a los demás.
En cambio, la unidad de la iglesia atrae a otros al evidenciar un amor sobrenatural que une a los discípulos en armonía a pesar de sus diferencias.
Oremos para que los siguientes 500 años de historia del movimiento Anabautista estén marcados por el amor, la reconciliación y el don de la unidad que atraiga a quienes están cansados de un mundo que se destruye en medio de divisiones, nacionalismos, polarizaciones políticas y guerras interminables.
—César García es secretario general del Congreso Mundial Menonita. Originario de Colombia, vive en Kitchener, Ontario, Canadá, con su esposa Sandra Báez.
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En la Asamblea del Congreso Mundial Menonita en Indonesia, Jessica está organizando la Aldea de la Iglesia Mundial. ¡Aqui, usted puede crear exhibiciones de su iglesia anabautista! Ven y visítenos para ver presentaciones de otras iglesias, arte o simplemente tener un lugar para pasar el tiempo y cargar su teléfono. ¡Nuestra iglesia representa muchas culturas! ¡Ven y celebra cómo cada uno de nosotros fue creado a la imagen de Dios con nuestra diversidad y belleza!
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Asamblea PA 2015: Un tiempo para celebrar juntos
Hemos empezado la asamblea del CMM PA 2015! Estos son algunos momentos del primer día. Pedimos disculpas por no tener subtitulos en español en este momento. Estamos trabajando en esto para los próximos videos.
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Base teológica para la labor de las cuatro comisiones del CMM (Paz, Misiones, Fe y Vida, y Diáconos)
Recursos para enseñanza de la De la Comisión de Fe y Vida
¿Qué significa para las iglesias miembros del Congreso Mundial Menonita compartir la identidad anabautista? ¿Cuál es el valor de la tradición anabautista y qué significa dicha palabra en el contexto mundial? ¿Cuál es nuestra interpretación anabautista de misión y fraternidad? En el año 2009, se le solicitó a la Comisión de Fe y Vida que elaborara tres artículos para que las comunidades del CMM reflexionaran sobre dicho stemas. El Concilio General los recibió en mayo: “Una interpretación holística de la fraternidad, el culto, el servicio y el testimonio desde una perspectiva anabautista” (Alfred Neufeld, Paraguay); “La‘tradición anabautista’: Reivindicamos sus dones, prestando atención a sus carencias” (Hanspeter Jecker, Suiza); y “Koinōnia: eldonquejuntossostenemos” (Tom Yoder Neufeld, Canadá). Los tres documentos fueron aprobados como un recursos para enseñanza por el Concilio General del CMM en mayo 2012.
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- Juntos tenemos mucho para dar
- Mensaje del Concilio General a las iglesias
- Cuando el secreto del VIH/SIDA sale a la luz
- Menonitas de Vietnam se unen para formar una iglesia
- Notas sobre la Asamblea Esparcida del CMM