¿Cómo deberían los seguidores de Jesús responder a la declaración de Marrakech?

Durante los últimos tres años, mi familia ha disfrutado de la amistad de unos parientes lejanos de Irak que vinieron a los Estados Unidos como refugiados  en busca de asilo. Hemos disfrutado juntos comidas en nuestros hogares, picnics, salidas a caminar por senderos, conciertos de coros, y cultos en la iglesia.

Cuando vemos en las noticias los terribles eventos que suceden, nos lamentamos juntos.

En ocasiones, cuando alguien ha estado enfermo, se me ha invitado a orar por sanidad en el nombre de Jesús el Mesías.

¿Por qué esta familia está tan abierta a tener amistad con cristianos?

Recuerdan su barrio mixto en Bagdad donde sus antepasados compartieron en comunidad con los cristianos durante los últimos 600 años. Cuentan haber ido a la casa de sus vecinos cristianos a celebrar el bautismo infantil y de la misma manera los cristianos venían a sus bodas familiares y a las ceremonias donde se les ponía el nombre a los bebés.

Todo esto finalizó en el año 2003 con la segunda guerra de Irak y con la salida de su comunidad de, virtualmente, todos los cristianos. Hoy en día, la guerra, el terrorismo y la retórica provocadora pone un estrés tremendo en las comunidades cristianas y musulmanas de todo el mundo.  

¿Cómo se puede aliviar este estrés?

Un ejemplo reciente ocurrió en enero de 2016: los líderes musulmanes de todo el mundo se reunieron en Marrakech, Marruecos, para poner en consideración las responsabilidades de los musulmanes hacia las minorías religiosas viviendo en su medio. Basaron sus deliberaciones en el  Tratado de Medina (alrededor del año 622 DC.)

La Declaración de Marrakech hace un llamado a los musulmanes en la política, la educación y  las artes a desarrollar un enfoque más justo para los que tienen otras convicciones religiosas. Confronta al extremismo afirmando que “no es razonable emplear la religión con el propósito de agredir los derechos de las minorías religiosas.”

Los anabautistas junto con los cristianos en todas partes deberían regocijarse por este esfuerzo sincero para hacer frente a un problema polémico en curso. “La Declaración de Marrakech tiene el potencial de ser…un poderoso contrapeso en la consolidación de la paz para un extremismo islámico violento encarnado en grupos como ISIS,” afirma Rick Love, fundador y líder de Peace Catalyst International, que asistió a la reunión de Marrakech.

La realidad es que todas las comunidades humanas se quedan cortas con la visión de Dios, la cual fue dada  a través de Moisés hace unos 4.000 años:

“Cuando algún extranjero se establezca en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario, trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor y Dios de Israel” (Levíticos 19:33-34).

Y la visión de una comunidad saludable que dio Jesús hace 2.000 años:

“Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor; ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’… ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento más importante que éstos” (Marcos 12:29–31).

Un hadiz de Buhkari describe una visión similar, “Sobre la necesidad de amor hacia el prójimo, el Profeta Muhammad ( ??? ???? ???? ???? ) dijo: “Ninguno de ustedes tiene fe hasta que no desea para el prójimo lo que desea para sí mismo” (de A Common Word between Us and You).

Una de las inquietudes en las recientes iniciativas de la comunidad musulmana es la de no abordar la cuestión de la conversión del Islam.

James Schrag, en aquel entonces director ejecutivo de la Iglesia Menonita de Estados Unidos, expresó esta inquietud en su respuesta formal a A Common Word between Us and You (una iniciativa académica que los musulmanes ofrecieron a los cristianos en 2007):

“Creemos que en cualquier sociedad, el amor al prójimo…incluye el respeto por la libertad de esa persona de creer o no, de escoger su fe y su religión.”

El señorío de Jesús sobre todas las cosas significa que mi primera lealtad es hacia el Reino de los Cielos y por lo tanto doy testimonio fiel de que todas las personas son creadas a imagen de Dios y son dignas de ser tratados con honor y valor. Anhelo que los musulmanes y los cristianos sean transformados por la verdad de que Jesús es realmente el Salvador de todo el mundo.

Junto con mis amigos iraquíes, estamos experimentando el gozo de la amistad, la comunidad y la hospitalidad al compartir libre y abiertamente.

—Jonathan Bornman es miembro del Equipo para las Relaciones entre Cristianos y Musulmanes de Misiones Menonitas del Este.

 

Una voz de la comunidad menonita de Indonesia:

La Declaración de Yakarta es una señal positiva para la paz y las relaciones constructivas entre el islam y el cristianismo, especialmente en un país mayormente musulmán como Indonesia. Espero que no se quede solo como una declaración, sino que también se haga realidad en la sociedad.  Podemos celebrarlo como un compromiso por la paz entre las comunidades.

—Danang Kristiawan es pastor de GITJ Jepara, una congregación del Sínodo Gereja Injili di Tanah Jawa (Iglesia Evangélica del Sínodo de Java). 

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