¿Por qué importa la comunidad mundial?

Profundizar nuestro compromiso común de ser una familia mundial

Como Congreso Mundial Menonita, compartimos el compromiso de ser una hermandad (koinonia) mundial de fe y vida. Juntos, anhelamos ser una hermandad que trascienda las fronteras de nacionalidad, raza, clase, género e idioma. Pero debido a nuestra diversidad, cada iglesia miembro del CMM aporta una singular comprensión de la importancia de la hermandad mundial al participar e invertir en el CMM.

 

Jesús de carne y hueso 

(Darrell Winger, Canadá)

Para las congregaciones de los Hermanos en Cristo (BIC, por sus siglas en inglés) de Canadá, el Congreso Mundial Menonita brinda la materialización de la verdad fundamental de que pertenecemos a una familia eclesial que se extiende por todo el mundo. Sabemos con certeza que quienes siguen a Jesús por doquier se transforman en un solo cuerpo por medio de la fe en él; sin embargo, podemos vivir esta gran verdad de una manera práctica dado que el CMM brinda “carne y hueso”. En tanto el CMM encarna la realidad de nuestra hermandad mundial por medio de Cristo, nuestras congregaciones BIC de Canadá se fortalecen de modo notable.

 

Vislumbramos la iglesia universal 

(Rainer W. Burkart, Alemania)

A la vez, nuestra congregación necesita entender que la familia anabautista-menonita es más amplia que nuestra congregación local. Esta visión más ampliada del mundo proviene de nuestra participación en el Congreso Mundial Menonita.

 

La existencia interdependiente 

(Rebecca Osiro, Kenia)

Cuando pienso en la conexión entre la congregación local y la familia de la iglesia mundial, orundu y puodho constituyen símbolos contundentes. Aún más importante, las imágenes expresan la manera en que lo mundial depende de lo local y viceversa, lo que denomino la existencia interdependiente.

 

Reunirnos nos fortalece 

(Cynthia Peacock, India)

Otro objetivo –y quizá el más importante– era ayudar a cada convención a comprender nuestra interconexión mundial, a fin de que entendieran que, a través del CMM, estamos vinculados como hermanos y hermanas en Cristo.

 

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