• Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial 2026

    El CMM invita a las iglesias a levantar una ofrenda especial el Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial destinada al movimiento de la iglesia
    anabautista mundial.

    Una manera de pensar en esta ofrenda es invitar a cada miembro a contribuir con el costo de por lo menos un almuerzo en su propia comunidad con el fin de apoyar a las redes y recursos de nuestra familia de la iglesia anabautista mundial.

    Este regalo de “un almuerzo” (el valor dentro el propio país) por persona, una vez al año, es algo que la mayoría de los miembros del CMM pueden hacer, excepto en tiempos de hambruna o violencia. Las personas que tienen más recursos pueden dar mucho más que esto y se les podría animar a que lo hagan. Otros con recursos más escasos podrían considerar dar el valor monetario de un alimento que normalmente incluirían en una
    comida.  

    A continuación, se ofrecen algunas ideas sobre cómo planificar una ofrenda especial del CMM en su congregación.

    • Organizar que las ofrendas de Un Almuerzo se coloquen en una canasta especial al frente o en bolsas/recipientes de almuerzo culturalmente apropiados durante el servicio de adoración como una ofrenda separada de la ofrenda normal.
    • Planear una comida congregacional compartida antes o después del culto del Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial.
      • Esto podría ser una “comida compartida”, en la que cada familia traerá platos de comida para compartir, con una canasta de ofrendas para que el CMM “pague” la comida.
      • También podría ser subastar o vender un almuerzo preparado y llevado por las familias a la iglesia. Estos almuerzos para llevar están disponibles para subasta, compra o donación por parte de cualquier persona para llevarlos a casa o comer juntos después del culto.
    • Programar un tiempo de ayuno y oración compartidos para la iglesia global durante una comida antes o después del culto del Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial. Incluya una ofrenda para el CMM durante ese tiempo. Esta ofrenda se aproxima al valor de la comida que no comen los participantes en el ayuno.

    Los fondos que se recaudan a través de esta ofrenda especial en cada congregación se pueden enviar directamente al Congreso Mundial Menonita utilizando los diversos mecanismos que se muestran en nuestro sitio web (mwc-cmm.org/es/done-ahora).

    O bien, estos fondos pueden enviarse a la oficina nacional de su iglesia con una solicitud para transferirlos al CMM. Marque claramente la ofrenda como designada para el Congreso Mundial Menonita e indique que es una ofrenda dominical de la Fraternidad Anabautista Mundial.


    Cómo se recogen las ofrendas en los Países Bajos 

    En las congregaciones Doopsgezind (menonitas) de los Países Bajos, la ofrenda se recoge pasando las bolsas de tela. La gente deposita monedas o dinero en efectivo en las bolsas. Estas bolsas se sujetan a un asa corta de madera y se pasan de mano en mano, o se sujetan al extremo de largas varas que un acomodador extiende hacia la congregación. 

    Una bolsa suele destinarse a la congregación local, mientras que la otra se destina a un ministerio fuera de la iglesia. Para la segunda bolsa, todas las iglesias menonitas del país suelen recaudar para la misma organización cada domingo. 

    Hoy en día, la mayoría de las congregaciones también publican un código QR y un número de banco para que las personas puedan donar electrónicamente. 

    Las donaciones superiores a cierta cantidad pueden optar a una deducción de impuestos del gobierno al final del año. 


    Evangelisch-mennonitische Freikirche, Dresden, Germany, shares
a meal outside with refugees from Venezuela as part of their
Anabaptist World Fellowship Sunday celebration in 2024.
  • Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial 2026


    Solidaridad en Lesbos 

    “Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor” (1 Corintios 13:13). 

    ¿Cómo se manifiestan estas tres cualidades cuando las ponemos en práctica? Se manifiestan como lealtad, anticipación y solidaridad. Y la mayor de ellas es la solidaridad. 

    Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres, y el mayor de ellos es el amor. 

    La fe a veces se entiende como algo en lo que simplemente se puede creer. Pero lo que Pablo quiere decir con fe es una relación mucho más profunda. Significa que las personas confían entre sí y se mantienen leales. Es una relación de confianza entre las personas, o entre las personas y Dios. 

    La fe realmente significa lealtad. 

    La esperanza se dirige a algo que no poseemos, pero que intentamos alcanzar. Lamentablemente, algunas personas la pierden porque no saben qué esperar. O se decepcionan porque aquello que esperan parece escapar de su alcance. 

    Pero la anticipación es una esperanza que tiene una estrategia. 

    Tenemos un plan para alcanzar nuestra esperanza. No se trata de aferrarnos a un clavo ardiendo, sino de alcanzar un plan ya establecido, cuyo cumplimiento esperamos con ansias. 

    ¿Y el amor? 

    El amor perdura. Cuando soñamos nuestros sueños más audaces —la sanación de todas las relaciones, la renovación de la confianza en la sociedad, la presencia de Dios entre nosotros con alegría—, cuando todos estos sueños se hayan cumplido, ya no necesitaremos fe, confianza ni esperanza. Pero el amor perdurará. 

    Incluso en una sociedad perfecta, si alguna vez existiera, necesitaríamos amor. 

    Y el lado práctico del amor es la solidaridad. 

    Mantenernos unidos con quienes están cerca y lejos de nosotros. Sí, incluso quienes creen, actúan, se ven, hablan y comen de forma diferente recibirán nuestra solidaridad. Y nosotros recibimos la suya, porque el amor también significa ayuda mutua. 

    La mayor de ellas es la solidaridad. 

    En la isla griega de Lesbos, menonitas alemanes y holandeses han desarrollado una profunda solidaridad con los migrantes y los griegos que buscan un mundo mejor. Un mundo que supere barreras y muros. Donde las personas se cuiden mutuamente y respeten su dignidad. En cooperación con los Equipos Comunitarios de Acción por la Paz, el Comité Menonita Alemán por la Paz (DMFK) lleva más de 10 años enviando voluntarios y delegaciones a Lesbos. Actualmente, ayudamos a financiar un equipo de cuatro “solidarios” griegos. 

    El trabajo se ha vuelto más difícil. Aunque ya no es noticia, la labor de estos solidarios es fundamental. Migrantes obligados a conducir una embarcación llegan a Europa con la etiqueta de “traficantes de personas” y suelen ser condenados a más de 100 años de prisión. Nuestro equipo los visita, los conecta con sus familias, les proporciona abogados, organiza manifestaciones y documenta abusos. Nuestro equipo demuestra amor y solidaridad. 

    —J. Jakob Fehr es miembro del Deutsches Mennonitisches Friedenskomitee (DMFK), el Comité Menonita Alemán por la Paz. 

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    Solidaridad en la comunidad local 

    En junio de 2023, me diagnosticaron un aneurisma cerca del bazo. Me operaron, pero seis meses después, me desperté con un dolor abdominal casi insoportable. Astrid (mi esposa) y yo estamos muy agradecidos de vivir en una casa donde la solidaridad es una realidad. 

    Nuestros vecinos estuvieron allí. 

    Benny, un ex bombero, me abofeteó para evitar que cayera en coma. 

    Josiane ayudó a Astrid a llamar a urgencias. 

    Pasé dos días y medio entre la vida y la muerte mientras una hemorragia interna y una infección se extendían por mi abdomen. 

    La situación fue escuchada por amigos, miembros de nuestra iglesia, miembros de la congregación y más allá. ¡Se formó una cadena de oración y solidaridad sin que yo lo supiera! 

    Astrid, por su parte, era muy consciente de la gravedad de la situación. Ella testifica: “¡Cuánta fuerza y ​​poder tuvieron estas oraciones! Permitieron a nuestra familia soportar esta dura prueba y mantener viva la esperanza. Cada palabra, cada aliento, cada súplica fue escuchada por nuestro Señor Todopoderoso, y por la gracia de Dios, Dios respondió positivamente. Nuestra oración es que esta dura prueba no termine con un solo nombre, Max, sino que el poder todopoderoso del Señor se revele”. 

    Mirando hacia atrás, puedo decir lo valioso que es tener una comunidad y amigos que se comprometieron con amor con mi recuperación. Los cirujanos lo llaman un milagro, ¡y estamos de acuerdo! Josiane dejó a Astrid con las palabras de Lamentaciones 3:22-23: «El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! 

    La solidaridad de Dios es la más grande. 

    —Max Wiedmer, Iglesia Menonita de Altkirche, Francia 

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    Max Wiedmer with the Francophone
Network, a group of French speaking organizations within MWC.
  • Domingo de la Paz 2025 – Testimonio

    Una historia de la iglesia en Myanmar 

    ¿Qué significa ser una Iglesia de Paz Histórica, o más bien, una iglesia dedicada a los caminos de la paz de Cristo? 

    Esta es la pregunta con la que lucha la Iglesia Menonita en Myanmar mientras el conflicto en curso continúa afectando a muchas personas dentro de su país. 

    Hace varios años, el ejercito derrocó al gobierno elegido democráticamente e instaló a un presidente y una administración designados por los militares. Las violaciones de los derechos humanos aumentaron, especialmente cuando el nuevo gobierno respaldado por los militares (junta) reprimió cualquier disidencia y trató de eliminar toda oposición. Esto ha dado lugar a importantes ataques y asesinatos, detenciones arbitrarias, desplazamiento de personas de sus hogares y restricciones a la libertad de expresión y/o de reunión. Esto ha generado ansiedad en torno a las reuniones para cultos religiosos y otros actos. La junta también introdujo el servicio militar obligatorio. 

    ¿Cuál es el papel de la iglesia en un contexto tal? ¿Qué significa estar dedicados al camino de paz de Cristo en medio de estas realidades? 

    Una iglesia de paz en medio de la guerra 

    Éstas son las preguntas que los miembros de la Iglesia Bíblica Misionera Menonita (BMC por sus siglas en inglés) en Myanmar han estado haciendo. 

    La BMC contactó al Congreso Mundial Menonita (CMM), del cual es miembro, para solicitar ayuda. Se preguntaban si sería posible que el CMM enviara una delegación en una visita de solidaridad para explorar estos asuntos juntos. 

    Del 25 al 29 de noviembre del 2024, una delegación del CMM llegó a Tailandia para pasar tiempo con nuestros hermanos de Myanmar. Se decidió que sería mejor reunirnos en Tailandia, ya que reunirse en Myanmar podría suponer un riesgo para los líderes birmanos. (La junta vigila de cerca quién se reúne con quién). 

    La delegación estuvo compuesta por César García (Colombia), secretario general del CMM; Tigist Tesfaye (Etiopía), secretaria de la Comisión de Diáconos; Andrés Pacheco Lozano (Colombia/Países Bajos), presidente de la Comisión de Paz; Andrew Suderman (Canadá/EE. UU.), secretario de la Comisión de Paz; y Agus Mayanto (Indonesia), representante regional del CMM para el Sudeste Asiático. Norm Dyck (Iglesia Menonita de Canadá) también formó parte de esta delegación debido a la larga relación que la iglesia Menonita de Canadá ha mantenido con la Iglesia Menonita de Myanmar. 

    Andres Pacheco Lozano shares stories of Colombian peace struggles
with the leaders from Myanmar during the Deacon delegation visit.
    Andrés Pacheco Lozano comparte historias de las luchas por la paz en Colombia con los líderes de Myanmar durante la visita de la delegación de diáconos. Foto: Agus Mayanto

    Orígenes e historia del movimiento anabautista 

    Los líderes de la BMC solicitaron tiempo para profundizar en los orígenes y la historia del movimiento anabautista. César García dirigió estas sesiones cada mañana. 

    Los pastores también querían explorar lo que la Biblia enseña con respecto a la paz. Andrés Pacheco Lozano y Andrew Suderman facilitaron momentos por la mañana y por la tarde para explorar la historia bíblica y su conexión con la paz y la justicia. Parte de ese tiempo se dedicó a explorar las observaciones de nuestros hermanos de Myanmar sobre la paz desde una perspectiva bíblica y su posible significado para el contexto de Myanmar. 

    Andrés Pacheco Lozano y Andrew Suderman también compartieron historias de otras iglesias y sus luchas por la paz y la justicia, tales como la iglesia menonita en Colombia y Corea del Sur, así como otras luchas (por ejemplo, el apartheid en Sudáfrica). 

    Tigist Tesfaye facilitó un momento de oración por cada uno de los líderes presentes y las congregaciones en las que ministran. 

    Fue un tiempo difícil, pero maravilloso, que pasamos juntos. 

    Visiones del shalom  

    Fue difícil ya que el grupo entero procesó el trauma que muchos de los pastores de Myanmar han experimentado y continúan experimentando. 

    Un pastor, por ejemplo, compartió cómo dos días antes de venir a esta reunión, las instalaciones de la iglesia de un pastor amigo suyo habían sido destruidas. 

    De la misma manera, al explorar visiones de shalom, y después de dedicar un tiempo a pensar y hablar sobre el poder de la imaginación, un pastor preguntó: “¿Pero, qué pasa si no podemos o no sabemos qué imaginar?” ¡Fue desgarrador! 

    Y, sin embargo, al final de nuestro tiempo juntos, después de mucha oración, aprendizaje, exploración, lectura de la Biblia y reflexión sobre ella, ese mismo pastor comenzó a resaltar pasos de acción, incluida una oración que están elaborando para ayudar a nuestra comunión mundial a orar por ellos mientras continúan dando testimonio de la paz de Cristo en su contexto. 

    El camino, sin embargo, está lejos de terminar. La lucha continúa

    Que Dios continúe con ellos. Y que podamos aprender a ser solidarios con ellos y su lucha por la paz. 

    —Andrew G. Suderman es el secretario de la Comisión de Paz. Reside en Harrisonburg, Virginia, EE. UU. 


    baptism at Myanmar
  • Domingo de la Paz 2025 – Recursos didácticos

    Sermón Mateo 22:34-40 

    Vecina”, “Vecino”. Esta es una de las maneras en las que en Bogotá (Colombia) nos referimos a diferentes personas a nuestro alrededor. Desde quienes viven en nuestro edificio o en una casa cercana, hasta quienes nos encontramos en la tienda o en otros espacios compartidos o públicos. Puede ser que conozcamos bien a la persona, o que ni siquiera sepamos cómo se llama. Pero al llamarle “vecina” o “vecino” hacemos que la relación sea más cálida. Es una manera de ir más allá de lo distante, extraño e incluso conflictivo que puede ser el encuentro con otra persona. 

    Vecina/vecino es un término que denota cercanía o proximidad. En inglés, es este término de vecino/vecina, neighbour, el que aparece en Mateo 22:34-40. Mientras que en español y francés, el término “prójimo” es comúnmente empleado en este pasaje bíblico. Si bien el hablar de “prójimo” o “prójima” se deriva de la noción de proximidad, de quien está cerca o al lado, este término parece ser a veces demasiado abstracto o desconectado de nuestro diario vivir. Comúnmente, el término prójimo/prójima es empleado cuando hacemos referencia a un pasaje bíblico o cuando buscamos dar cuenta de las implicaciones éticas de nuestra fe cristiana, no cuando nos referimos a otras personas en nuestro diario vivir. ¿Qué pasaría si enfatizáramos la cercanía, calidez y cotidianidad que hacen parte del referirnos a otras personas como vecino/vecina (como pasa en Bogotá) para releer las implicaciones de este pasaje bíblico? 

    Este texto de Mateo es muy conocido. En principio el texto parece muy claro y contundente. Y, sin embargo, hay muchos diferentes énfasis que se pueden hacer o dar a lo que Jesús dice. 

    Uno de los énfasis del texto puede ser resaltar la interconexión entre la dimensión “vertical” y la dimensión “horizontal” de la fe; entre el amor a Dios y el amor a otros seres humanos, respectivamente. En su comentario sobre bíblico sobre este pasaje de Mateo, Richard B. Gardner5 argumenta que estos principios que Jesús presenta no son necesariamente nuevos. El amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente puede encontrarse ya en Deuteronomio 6:5. Mientras que el amor al prójimo como a sí misma(o) puede identificarse en Levítico 19:18.2 Lo que hace a esta respuesta de Jesús tan particular es la interdependencia entre estos dos mandamientos. Es imposible separar la dimensión vertical de la horizontal de nuestra fe. 

    Otro énfasis en la lectura del texto puede ser la interconexión entre cómo entendemos la fe y cómo la vivimos. No sería consistente que afirmemos amar a Dios y que actuemos con apatía ante el sufrimiento de nuestra vecina y vecino. Tampoco será muy lógico decir que creemos en un Dios de paz y justicia cuando seguimos actuando de formas opresivas o injustas hacia las y los demás. De hecho, Richard B. Gardner propone que una de las conclusiones que se podría sacar del texto es que el amor al prójimo es el área de acción en la cual que podemos corporizar o demostrar nuestro amor a Dios.3 La vida de Jesús es expresión encarnada del amor de Dios al mundo. A su vez, como humanos estamos invitadas e invitados a encarnar nuestro amor a Dios en el amor hacia otras personas—y hacia el resto de la creación. Nuestras acciones hacia el prójimo (especialmente hacia quienes han sido marginadas y marginados) son las que dan cuenta de nuestro amor a Dios. Por ello, no podemos separar cómo entendemos y cómo vivimos nuestra fe. 

    La respuesta de Jesús en Mateo 22 también puede servir como una clave de lectura bíblica. Sirve como lentes para ayudarnos a discernir sobre textos, leyes y mandamientos que pueden estar en conflicto o que son ambivalentes. Richard B. Gardner cuenta que de acuerdo con la tradición rabínica que data al siglo segundo, la Torá contiene aproximadamente 613 leyes (365 prohibiciones y 248 mandamientos).4 El que Jesús ubique al amor a Dios y al prójimo como los mandamientos más importantes hace que todo este gran número de leyes y reglas estén supeditados o tengan que ser leídos con estos lentes de amor a Dios y al prójimo. 

    Si bien estos énfasis son valiosos, este pasaje de Mateo 22:34-40 sigue siendo un texto cuya interpretación no termina. Nuestro mundo requiere constantemente que reinterpretemos qué quiere decir esto del amor a Dios y el amor al prójimo. Esto es particularmente cierto en tiempos en los cuales la emergencia climática, las elecciones de gobiernos de derecha, la reaparición de sentimientos xenófobos, y las violencias en nuestras sociedades, guerras y genocidio en nuestro mundo se han convertido en realidades a las cuales debemos enfrentarnos día a día. 


    ¡Qué pena vecina! ¡qué pena vecino!  

    Siguiendo la lógica de referirnos a otras personas como vecinas/vecinos en Bogotá, es común que empleemos la expresión “¡qué pena vecina/vecino!” cuando queremos pedir algo, cuando necesitamos ayuda de otra persona, o para excusarnos. 

    Vivimos en un mundo en el cual nuestras relaciones de proximidad y cercanía han sido profundamente distorsionadas y violentadas. En muchas ocasiones, hemos sido cómplices de esos daños. Por ello, debemos revisar cuidadosamente cómo hemos transgredido nuestras relaciones de proximidad, de “vecindad”. Tal vez, debemos confesar: perdón vecina, perdón vecino

    Flooding in the streets of Piura, Peru, after a heavy rainfall. Climate
change calls on us to love our neighbours.
    Inundaciones en las calles de Piura, Perú, tras unas fuertes lluvias. El cambio climático nos llama a amar a nuestros vecinos. Foto: Henk Stenvers

    Vivimos en tiempos en los que se ha normalizado sospechar de quien está próximo, bien sea porque tiene un bagaje diferente, o porque es es una persona migrante, desplazada, o marginada. No importa que viva cerca nuestro, que haga parte de nuestra misma sociedad o que provenga de un lugar, país o región aledaña, igual no le consideramos “vecina/vecino” sino como persona “extraña”, “hostil” e incluso “enemiga” o “criminal”. Muchas guerras en nuestra historia y en nuestro mundo actual han sido o son entre vecinos y vecinas. 

    Con la naturaleza, nuestras relaciones de proximidad también se han visto severamente afectadas. Hemos convertido relaciones de interdependencia en relaciones de domino y control. Vemos a la naturaleza simplemente como un “recurso” que pueden ser explotado y capitalizado. El cambio climático es una de las señales de los daños que hemos causado y que seguimos generando como seres humanos. Nuestra relación con nuestro espacio vital, con la tierra y las aguas, ha sido fatalmente herida. 

    Perdón vecina, perdón vecino… 

    En medio de estas realidades conflictivas, la pregunta del experto en la ley a Jesús sobre cuál es el mandamiento más importante parece tomar mucha relevancia. ¿Cómo encontrar guías y puntos de referencia en nuestra fe para lidiar con estas distorsiones? ¿Cuáles son las leyes que debemos seguir? ¿Qué hacemos si como humanidad contamos con marcos legales como el Derecho Internacional y como los DDHH y sin embargo gobiernos, poderes económicos y políticos deciden saltarlos impunemente? ¿Cómo hacemos si medidas que tomamos para limitar nuestra afectación al medio ambiente son revertidas por los gobiernos de turno? 

    Como en los tiempos de Jesús, el dilema no es sólo que existan miles de leyes y marcos de referencia éticos hoy en día. El dilema se agudiza por la existencia de realidades de opresión y violencia que hacen aún más urgente la necesidad de encontrar puntos de orientación, de re-conectarnos con elementos centrales de nuestra fe para discernir cómo actuar. 


    “Buenos días vecina”, “buenos días vecino”. 

    Cuando hablo sobre lo que es típico de Bogotá (Colombia) con personas que no han estado o vivido en la ciudad, frecuentemente viene a mi mente el saludar a otras personas diciendo “buenos días vecina” o “buenos días vecino”. Usualmente me toma unos minutos (y un par de ejemplos) poder comunicar cómo suena y qué quiere decir. Entre risas, nunca estoy seguro si termino por hacer un buen trabajo explicando el uso de “vecina/vecino” para referirnos a otras personas—¡incluso si esas personas no viven cerca de donde vivo yo!. Al leer una vez más el pasaje bíblico sobre el amor a Dios y a quienes están en nuestra proximidad (énfasis del término “prójimo” en español), trato de considerar conscientemente algunos posibles matices de este mandamiento cuando es leído a través del término vecina/vecino (énfasis que el texto tiene en inglés) y a cómo lo empleamos en nuestra cotidianidad en Bogotá. En ese sentido, la respuesta de Jesús es una invitación a re-pensar nuestras relaciones de proximidad. 

    Members of Comunidad Cristiana Menonita de Girardot, Colombia,
share bread with their neighbours – prójimo and vecino – on Pan y
Paz, “bread and peace Sunday.” Photo:
    Los miembros de la Comunidad Cristiana Menonita de Girardot, Colombia, comparten pan con sus vecinos —prójimo y vecino— en
    Pan y Paz, el «domingo del pan y la paz». Foto: Comunidad Cristiana Menonita de Girardot

    En un mundo en el cual barreras visibles e invisibles de segregación abundan, un mundo en el cual se promueve el utilizar a poblaciones marginadas como chivos expiatorios para dar cuenta de los problemas de una comunidad o un país, un mundo en el cual se estimula ver a la otra persona como enemiga, el llamar y relacionarse con alguien como vecina/vecino, con la calidez y proximidad que la expresión denota, es una acción contra-corriente. Es ir en contra del status quo. 

    Puede parecer que llamar a alguien vecina/vecino suene superficial, sea un código social, o simplemente una expresión que nos acostumbramos a usar en Bogotá. Y, sin embargo, al referirnos a otra persona como vecina o vecino lo que hacemos es crear un lazo de cercanía. Un lazo que no necesariamente existía antes. Esto hace que sea más difícil verle como extraña o enemiga. 

    Las relaciones de distancia o proximidad con las y los demás no son estáticas o rígidas. Pueden cambiar, y lo pueden hacer de formas sorpresivas. Incluso personas que se consideran extrañas o enemigas pueden convertirse en vecinas y vecinos. La parábola del buen samaritano (Lucas 10: 25-37), en la cuál Jesús ilustra quién es el prójimo, es un buen ejemplo de esto. Las personas samaritanas y judías no tenían la mejor de las relaciones en los tiempos de Jesús. Y, sin embargo, Jesús identifica en un samaritano, quien seguramente era visto como extraño (e incluso enemigo), el mejor reflejo de lo que quiere decir ser prójimo. 

    Creo que la respuesta de Jesús nos interpela justamente en ese sentido: a redibujar nuestras relaciones de amor y proximidad. Siempre hay otras personas a quienes podemos hacer nuestras vecinas y vecinos. Si tomamos la idea de que es en el amor a la vecina(o) en el cual nuestro amor a Dios se hace evidente, debemos siempre buscar enriquecer y nutrir cómo vivimos y expresamos ese amor. Por complejo que sea, cada nuevo día, contexto y realidad en la que vivimos con las y los demás es una nueva oportunidad para dar forma a y encarnar/corporizar ese amor a Dios. 


    ¿En qué le puedo ayudar vecina? ¿En qué le puedo ayudar vecino? 

    En Bogotá, es común que quienes trabajan en una tienda pregunten “¿en qué le puedo ayudar vecina/vecino?” a las personas que entran a la tienda o que parecen estar buscando algo que no logran encontrar. De esa pregunta, lo que me llama la atención no sólo es que nos llamen vecina/vecino sino que además ofrezcan su ayuda. En el mundo en el que vivimos, puede ser que nos sintamos mal por lo que les pasa a otras personas en el mundo, por lo que pasa a nuestras vecinas o vecinos. Pero puede ser que optemos por sentir simpatía con su situación a la distancia, siempre y cuando no afecte nuestra zona de confort. 

    Si asumimos que el amor al prójimo es el espacio en el que podemos expresar y dar cuerpo a nuestro amor por Dios, la invitación de amar al prójimo es un llamado a actuar en solidaridad, discerniendo lo qué podemos hacer y cómo podemos ayudar. El amor al prójimo no es sólo un tema de palabras, sino de acciones. No se trata de que siempre tengamos las respuestas o soluciones a los problemas. Ni tampoco de que decidamos por las otras personas lo que estas deben hacer. Actuar en solidaridad es un compromiso de caminar con otras y otros, a escucharles, y a discernir con ellas y ellos qué hacer—más allá de darle un like a un post de Instagram o compartir un video de TikTok

    En ocasiones la solidaridad puede ser expresada a través del activismo o participar en demostraciones y protestas noviolentas. En otras, se puede expresar en el reconocer y confrontar nuestros privilegios, y servir como aliados y aliadas en luchas que tienen muchas personas y comunidades. En otros momentos, puede ser que la solidaridad se vea reflejada en buscar crear espacios seguros y espacios valientes (brave spaces) para confrontar las diferentes formas de violencia que muchas personas han experimentado. La idea no es hacer un listado con todas las formas de solidaridad posibles. Estos ejemplos son simplemente indicaciones de cómo la solidaridad implica ir más allá de las palabras o simpatías. 

    El ser vecinas/vecinos incluye también una serie de responsabilidades y cuidados. En muchas ocasiones, es justamente en las relaciones de cercanía o proximidad en los cuales la violencia se manifiesta con mucha agudeza. No siempre se habla de esas formas de violencia. Y frecuentemente se silencia a las voces que buscan hacerlas explícitas. Violencias de género, violencia sexual, violencia que denominamos “doméstica”, entre otras, muestran cómo la cercanía como tal no es garantía de relaciones saludables o justas. Estos son ejemplos de cómo el pecado de la violencia y los daños profundos que ésta causa pueden expresarse en relaciones de proximidad. El hablar del amor al prójimo como expresión del amor a Dios nos recuerda de la increíble responsabilidad que tenemos por el florecimiento de las otras personas. Así que el considerar a la otra persona como vecina/vecino no es sólo una manera de expresar calidez, sino que implica también el comprometerme a ser responsable con su cuidado y bienestar. 

    Una vez más, es en el amor a nuestra vecina/vecino, prójima/prójimo, el espacio en el que encarnamos nuestro amor a Dios. 


    Al conmemorar este año los 500 años del Anabautismo, y al considerar que el tema elegido para tan importante tiempo ha sido “La valentía de amar”, es crucial volver sobre las implicaciones y responsabilidades que el amor a Dios y al prójimo tienen hoy. En un mundo en el cual la muerte o desesperanza parecen dominar, que sea la voz de Jesús la que nos recuerde qué debe estar en el centro de cómo entendemos y vivimos nuestra fe.

    Los delegados de YABs (representantes de su conferencia nacional miembro) exhiben sus banderas al final de sus reuniones en
    Alemania en mayo de 2025. Foto: Irma Sulistyorini

    Que sea este un tiempo en el que podamos pensar sobre a quiénes consideramos vecinas/vecinos y en quienes nos consideran así. Que este sea un tiempo que nos invite a tener la valentía para amar, para crear nuevos lazos y relaciones de proximidad con otras personas—incluso con quienes percibimos como improbables o incluso imposibles.

    Que sea este un tiempo además para nuevos inicios, para establecer nuevos compromisos de actuar en solidaridad con otras y otros, buscando su bienestar. Y que sea nuestro Dios de amor, quien nos ama tanto y quien nos invita a amarle en nuestras relaciones con las y los demás, con nuestro mundo, quien nos siga desafiando, inspirando y guiando en este camino. 

    Amén. 

    — Andrés Pacheco Lozano es el presidente de la Comisión de Paz. Originario de Colombia, vive en Ámsterdam, Países Bajos. Este recurso es una adaptación de un sermón que pronunció en la Iglesia Cristiana Menonita De Teusaquillo en Bogotá, Colombia.


    MWC member church Iglesia Evangélica Menonita del Perú hosted
“Celebrar, equipar, adorar” in Cusco, Peru 18-22 January 2025 to
mark 500 years of Anabaptism.