Nuevos aires del Espíritu

Columna del Presidente

Una “gran multitud...de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas”, adoran en torno al trono de Dios (Apocalipsis 7). Esta visión describe acertadamente al Congreso Mundial Menonita. Pero como contrapartida, se da en un contexto de catástrofes que hoy nos resulta demasiado familiar. Incapaces de rescatar al mundo, los santos claman, “¡la salvación pertenece a Dios... y al Cordero!”

En los últimos años, han tenido lugar catástrofes en diferentes partes del mundo: el ébola, huracanes, guerra civil, persecución religiosa. Ahora la creación gime a causa del COVID-19. Cancelamos reuniones, usamos mascarillas, nos reunimos vía Zoom, y oramos. En Apocalipsis 8, los ángeles elevan a la presencia de Dios las oraciones de los santos atrapadas en el caos. ¡Nuestras oraciones también!

¿Nos recordará el COVID-19 nuestra necesidad de Dios?

  • Las plagas de Egipto ablandaron tardíamente el corazón del Faraón.
  • Amós (capítulo 4) lamenta que una serie de plagas no hiciera que Israel volviera a Dios.
  • Juan, de Apocalipsis (9,20.21) esperaba que las plagas mundiales hicieran que la humanidad volviera a Dios, pero no fue así.

El coronavirus resalta el hecho de que nos necesitamos mutuamente y despierta en nosotros el hambre de justicia. Los pobres sufren desproporcionadamente en esta pandemia debido a que tienen menos recursos financieros y médicos. Este es el momento para que los anabautistas compartamos con hermanas y hermanos necesitados.

En la antigua Corinto, los miembros más ricos de la iglesia comían mucho en la Santa Cena, mientras que los miembros pobres (¿al llegar tarde?) pasaban hambre. Algunos se “debilitaban y enfermaban”, y morían. Aquellos con recursos fueron juzgados, porque actuaron “sin el discernimiento del cuerpo” (1 Corintios 11).

Una profecía del Antiguo Testamento citada frecuentemente, habla del Espíritu de Dios que abate una terrible plaga de langostas para traer la salvación. Joel dice que la plaga culminaría cuando Dios derramara el Espíritu: “Tus hijos y tus hijas profetizarán. [Los ancianos] tendrán sueños, [los jóvenes] tendrán visiones” (Joel 2).

¡Al renovar siempre la iglesia, que el Espíritu de Dios sople nuevamente en el CMM a medida que el coronavirus pase!

—J. Nelson Kraybill, presidente del CMM, reside en Indiana, EE.UU.

Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2020.

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