Abrir los brazos y el corazón a los migrantes

En el marco de Renovación 2027, la migración masiva es actualmente motivo de preocupación para muchos países: forma parte tanto de la historia como del presente de los anabautistas menonitas. Hemos estado de ambos lados, tanto de quienes migran como de aquellos que les dan la bienvenida a sus vecinos en un nuevo hogar. En el evento, En pos de la justicia: migración en la historia anabautista-menonita, en San Rafael de Heredia, Costa Rica, el 6 de abril de 2019, oradores de todo el mundo dieron testimonios de migración.


A finales del 2018 llegaron en caravana miles de migrantes centroamericanos a México. Desde hace muchos años, el país ha sido ruta de paso para quienes migran de América Central con la esperanza de llegar a Estados Unidos de América (EUA). Pero por primera vez, grupos organizados demandaban que se abriera la frontera mexicana para que pudieran entrar y transitar por el país con seguridad.

Aunque hubo sectores que tuvieron pensamientos y acciones hostiles hacia las caravanas de migrantes que llegaron a México a finales del 2018 y primeros meses del 2019, el sentimiento más amplio fue la solidaridad y la realización de campañas para organizar ayuda y proveer a los migrantes de ropa, alimentos, medicinas, atención médica y acompañamiento en su caminar hacia el norte.

Sendas de Justicia

En la Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas Menonitas de México (CIEAMM), por medio del ministerio Sendas de Justicia, se hicieron llamados a coordinarse con otras organizaciones e iglesias que deseaban dar ayuda en respuesta a las necesidades expresadas por los migrantes.

Este es un punto importante: es necesario escuchar a quienes se quiere servir para que la solidaridad sea relevante y centrada en las carencias de los migrantes, y no en la buena voluntad de las personas que a veces les brindan ayuda pero no la que necesitan. Una vez que se detectó qué tipo de ayuda requerían los refugiados temporales en México, por distintos medios se compartió la información y direcciones de centros de acopio para hacer llegar los paquetes de ayuda.

Fernando Sandoval, coordinador del ministerio Sendas de Justicia de la CIEAMM, invito y animó a la comunidad para recaudar fondos y poder adquirir productos que necesitaban los migrantes. Para conocer dichas necesidades, visitó el lugar que abrió el gobierno de la Ciudad de México para albergar a miles de desplazados centroamericanos, principalmente de Honduras y El Salvador.

Fernando conversó con hombres y mujeres de distintas edades. Les solicitó permiso para grabar su testimonio con el teléfono celular, a fin de compartir la grabación en las iglesias. Lo que escuchó y vio nuestra comunidad fue conmovedor, ya que cada historia contada era una tragedia de sufrimiento que permitía comprender por qué las personas decidieron abandonar su hogar con el fin de intentar cruzar hacia Estados Unidos. Además de la pobreza como causa para migrar, mencionaron la violencia padecida y el miedo a ser víctimas de todo tipo de abusos que denigran la dignidad humana.

Una linda cooperación

La hermandad dio aportes que Sendas de Justicia llevó a los migrantes. Fue sorprendente la respuesta de la comunidad que decidió abrir sus brazos y su corazón a quienes estaban vulnerables en su paso por México.

Tomamos en serio la enseñanza de Jesús, quien nos invita al amor solidario que alimenta al hambriento, viste al desnudo, da agua al sediento, protege al desvalido, cuida al enfermo, visita al encarcelado (Mateo 25,35–36). Hicimos un ejercicio de compasión al ponernos en el lugar de los migrantes necesitados, y actuar para brindar acompañamiento y consuelo.

En la tarea de llevar ayuda a los migrantes, tuvo lugar una linda cooperación entre Sendas de Justicia y un grupo de profesores y estudiantes del Anabaptist Mennonite Biblical Seminary de Elkhart, Indiana, EE.UU.. Allá se enteraron de lo que estaban haciendo la CIEAMM y la Iglesia Fraternidad Cristiana/Vida Nueva para servir a los migrantes. Entonces se compartió la información y el resultado fue una ofrenda que enviaron a Sendas de Justicia para que se usara de la manera que se considerara más conveniente. El ministerio Sendas de Justicia compró implementos que entregó a los migrantes e informó a los donantes de cómo se usó el donativo. Creemos firmemente que en la mayordomía cristiana, es indispensable la rendición de cuentas y el buen uso de los recursos que nos confían hermanos y hermanas en la fe.

La solidaridad con los migrantes tiene antecedentes en la Iglesia Fraternidad Cristiana/Vida Nueva. Desde hace algunos años la comunidad contribuye con donativos en especie (alimentos, artículos de higiene personal) a la Casa Tochán, un refugio y lugar de defensa legal de migrantes que buscan protección mientras están en México y tienen por objetivo ingresar a Estados Unidos. Los hermanos y hermanas llevan distintos productos que se entregan a Casa Tochán, lo cual muestra que entendemos que somos seguidores de un migrante como Jesús, quien nació en condiciones muy similares a las vividas por familias que emprenden el éxodo, obligadas por los poderes que tienen el corazón duro.

Abrir los brazos y el corazón a los migrantes es parte del discipulado cristiano. Entre ellos y ellas viajan personas que, como la mujer sirofenicia, nos ayudan a descubrir dimensiones de la fe que solamente vemos cuando somos frágiles y marginados. De esa mujer, Jesús dijo que era muy grande su fe y la puso de ejemplo de confianza en Dios (Mateo 15,28). Y hemos encontrado esta fe en los migrantes.

Carlos Martínez García, pastor y periodista de México, es moderador de la Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas Menonitas de México (CIEAMM). Fue uno de los oradores de Renovación 2027, En pos de la justicia: migración en la historia anabautista-menonita, en San Rafael de Heredia, Costa Rica, el 6 de abril de 2019. Este artículo fue adaptado de su presentación

 

Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2019.

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